En nuestra nueva carta: Pez San Pedro


PEZ SAN PEDRO
Pez San Pedro a la plancha con risotto de chipirones, pesto, alioli y crujiente de tinta.

Si quieres saber un poco más de este rico pescado que ahora encontrarás en nuestra nueva carta. Aquí os dejamos algo de información.

Es un pescado semigraso y de agua salada. Habita tanto en fondos de  rocas como en praderas submarinas y fondos de arena, donde puede enterrarse a veces. Vive entre aguas, a profundidades que varían desde los 10 a los 100 metros, aunque se le puede encontrar hasta a 400 metros.

Es, posiblemente, el pez con más denominaciones: San Martín, San Pedro, Sanmartiño, Martiño, Gallopedro, Gall de Sant Pere o Muxu Martín.

 

Tiene un nombre de origen bíblico, que mezcla leyenda, historia y casi milagro. Parece ser que a San Pedro le reclamaron en el templo de Cafarnaúm los impuestos fijados por el César y, al carecer de dinero para pagarlos, siguió las instrucciones dadas por Jesús: ir al mar, echar un anzuelo y abrir la boca del primer pez que pescara, porque allí encontraría una moneda de plata para saldar su deuda. Así fue y los dos dedos (el pulgar y el índice) con los que el apóstol agarró la pieza son las manchas negras que tiene el denominado Pez San Pedro por cada lado. Su nombre científico es zeus faber, pero suma muchos más según la zona: San Martín (por ser el 11 de noviembre, día de este santoral, su mejor momento), Sanmartiño, Martiño, Gallopedro, Gall de Sant Pere, Pez de Sant Pere o Muxu Martín.

Pez plano, de forma aplastada, tiene un ojo a cada lado, a diferencia de otros pescados de esta familia, como el lenguado, que los tiene en el mismo lado para poder avanzar tumbado por los fondos marinos mientras ven los peces que nadan por encima. Sin escamas (excepto en la línea lateral), con espinas y de carne blanca, firme y delicada, el San Pedro ha comenzado a apreciarse gastronómicamente.

Sea cual sea su elaboración, este pez semigraso puede ser una de las cinco piezas marinas que el endocrino Antonio Escribano, especializado en nutrición deportiva, recomienda comer a la semana. «Con entre 87 y 90 calorías, tiene muy poca grasa por ser un pez del fondo de mar», señala el médico, que realiza la radiografía nutricional de este ejemplar: vitaminas B6, garantía del funcionamiento adecuado de las enzimas, y B9 (ácido fólico), necesario para el funcionamiento de los nervios y el cerebro (incluso anticancerígeno, según algunos estudios); rico en fósforo, lo que es positivo para el mantenimiento de los huesos y los dientes; magnesio, que ayuda al sistema inmunitario y nervioso; yodo, un nutriente esencial; y potasio, lo que mejora el tono muscular pero implica su mayor riesgo porque, por su exceso de sal, debe consumirse con cierta moderación por las personas con tensión alta. Y, si alguien se anima a freír sus espinas, como las de cualquier pescado, son una fuente de calcio.

Información extraída de la revista Fuera de Seria. Un reportaje de Marta Fernandez  Guadaño